Obra recogida en: Fernández García, Noelia. De la reconstrucción a la renovación. La arquitectura religiosa durante el franquismo en Asturias (1938-1965). Gijón: Trea, 2021. 

La primera noticia sobre Cenero se recoge en una donación de Ordoño II, en el año 875, que fue confirmada en la mitad del siglo XI por Fernando I, a la iglesia de San Salvador de Oviedo. Posteriormente, en el año 1270, Alfonso X el Sabio concedió el Fuero o Carta de Puebla a los vecinos del barrio de Trubia, en Cenero.

Tras los daños durante la guerra civil, se elaboraron dos bosquejos, fechados en 1938 y firmados por J. Álvarez, que podrían documentar un primer paso hacia la restauración del templo. 

No obstante, en 1942, Gabriel de la Torriente Rivas, arquitecto municipal de Oviedo en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, presenta su proyecto de restauración para el templo. El resultado de su intervención dio lugar a un templo que mantuvo su única nave, flanqueada por un local para catequesis en su lado norte y por un pórtico al lado sur. En cuanto a su interior, se mantuvo el aspecto abovedado renacentista, aunque se decidió demoler los arcos fajones laterales para ampliar los vanos, que pasarían a ser neorrománicos, desmontando los óculos “de feo aspecto”. Para ello, optó por disponer un sistema articulado con arcos de hormigón armado a los cuales unió arcos de piedra en el interior debido a los problemas estructurales que causaría el uso exclusivo de la piedra toba, así como un pavimento de baldosa sobre una capa también de hormigón.

Si bien es cierto que, en principio, el pórtico exterior no iba a ser reconstruido, hubo de tomarse tal decisión debido a cuestiones eminentemente funcionales.

Fernández García, Noelia. «Re-conociendo el patrimonio religioso asturiano. Restauración y reconstrucción tras la Guerra Civil». Gremium-Editorial Restauro, 11 (2019): 12-20.